sábado, 28 de enero de 2012

Shame (2011)

El director londinense Steve McQueen, tras haber demostrado al mundo su buen hacer y su firme pulso detrás de las cámaras con su ópera prima, "Hunger", vuelve a las salas de cine con un trabajo controvertido y desarmante y que, a pesar de haber sido una de las grandes olvidadas en las nominaciones a los Oscar 2012 (quizás porque una película tan subida de tono no le gusta demasiado a la academia), se ha granjeado elogios en los diferentes festivales en los que se ha presentado, especialmente dirigidos al director y al actor protegonista (Fassbender).

Los elogios al director, en primer lugar, están más que justificados. En ésta, su segunda obra, nos confirma que es un director de estilo aunque no de género (ya está preparando para 2013 una película sobre la esclavitud que también contará con Fassbender y al que se sumará Brad Pitt), pues vuelve a mostrarse como un artesano minucioso, detallista, constructor de escenas con inicio nudo y deselance en sí mismas, que persigue a sus personajes en una secuencia larga hasta que nos ha brindado toda la información necesaria para continuar con la trama, hasta que ha exprimido el más oculto sentimiento, no importándole si la escena dura tres o diez minutos. McQueen domina las distancias cortas, los gestos, las miradas, aunque esta vez apostando más por la diversidad de planos combinados en el montaje, frente a esos larguísimas secuencias de cámara fija y sin cortes que maravillaron a los espectadores en "Hunger" (recordemos la escena del miembro del Ira y el cura).


La película es un drama durísimo, adulto, carnal, que nos habla de un señor de treinta y tantos años totalmente adicto al sexo y que es incapaz de engancharse emocionalmente a nada ni a nadie. Lógicamente la reflexión va más allá de unas cuantas escenas de sexo solitario, en dúo o en trío, y, precisamente, el hecho de que haya mucho sexo y, sin embargo, sea una película pura de sentimientos, algunos enterrados y otros desbordados, vuelve a ser una constatación del buen hacer del director británico. En ningún momento uno siente reparo o vergüenza por lo que está viendo en pantalla, porque está narrado con elegancia y plena justificación.

Cada escena profundiza más en la degradación y autodestrucción del protagonista, que busca el sexo como un perro detrás de un hueso, persiguiendo el hedonismo más superficial y alienador, haciéndole olvidar por unos momentos quién es y quién le necesita y que su vida no es o ha sido la más generosa y solidaria del mundo.


Para demostrarnos que tras el hombre gélido y egoísta hay una dramática historia sobre la que poner arena y cal, hay un personaje opuesto a él, el de su hermana Sissy (Carey Mulligan), emocionalmente inestable, indefensa, dependiente de los demás y que sólo busca llamar la atención. La silenciosa y a la vez estruendosa lágrima de Fassbender durante la deliciosa interprestación de Mulligan del "New York, New York", en todo dulce, cadente y embriagador, es un regalo para los sentidos y un hermoso detalle más en la descripción del personaje de Fassbender, que se va desnudando interiormente de forma paulatina, mientras que exteriormente está desnudo desde el principio, sin pudor.

Los elogios a Fasbender, por otro lado, son más que merecidos, pues la actuación que nos ofrece está a un nivel espectacular, siendo comedido y frío cuando ello es vital y desgarrador en algunos compases, cuando, ya vestido, es su alma la que se nos presenta sin ambages ni circunloquios.

Algunas secuencias son bellísimas, como la del deseo fugaz en el metro, la de los bares que provoca el corte en la mejilla o la de Fassbender corriendo por las calles bajo los acordes de la música de Bach.



Mención aparte merece la banda sonora, compuesta por Harry Escott, y que una vez que te pilla no te suelta y se queda como un eco en tu mente cada vez que rememoras mentalmente algún momento de la película. Espectacular es poco. Además, incorpora temas jazzísticos de Coltrane o Kander (New York, New York) y clásicos como las Variaciones Goldberg interpretadas por Glenn Gould (y que a los más cinéfilos les recordará a la banda sonora de El paciente inglés, en donde también se hacían bien presentes).

En conclusión, una película trágica, sobrecogedora e hipnótica, que bien merece un visionado.

Un 8.

El comentario pijo: Fassbender tendría que cambiar de marca de calzoncillos, porque son cutres y algo anticuados. Sí me ha gustado su bufanda y su outfit para correr por las calles de Nueva York. El sombrero vintage de Carey Mulligan es muy bonito y su vestimenta y estilismos mientras canta New York New York reluce al estilo de Scarlett Johansson en el anuncio del perfume "The one". Eso sí, vaya raíces negras que me lleva durante todo el metraje. Qué horror XDDD

El comentario friki: ¿Cuántas horas pudo tener el portátil encendido sin conectarlo a la red? El salvapantallas es manifiestamente mejorable.

El comentario compulsivo: Sí Fassbender está bien dotado, pero tampoco hay que imaginarse un miembro cual palo de golf como dijo George Clooney. El momento en el que mejor se aprecia el tamaño es cuando le captan haciendo pis desde atrás, pues a otro hombre no se le hubieran visto tantos centímetros por debajo de su hermoso culo. Por cierto, ¿para qué limpia con papel la taza del water antes de masturbarse si no iba a tocarla? ¿O quizás sí?

sábado, 7 de enero de 2012

Películas estrenadas en 2011: ¿un año flojo o un buen año?

Entre mis amigos cinéfilos se comenta que este año, el 2011, ha sido una buena cosecha cinéfila. Aclaremos que no me refiero en este post a las películas rodadas en 2011, sino a las estrenadas en España a lo largo de dicho año.

Yo no estoy tan de acuerdo con los optimistas, pues para mí el 2011 se queda sin ningún título que haya alcanzado el ansiado sobresaliente, esa nota que sólo está reservada a películas que son verdaderas joyas y se inoculan en tus ojos, alma y cerebro tan profunda y certeramente cual veneno de serpiente.

Sí han pasado ante mis ojos obras que alcanzan el notable y con holgura: "El árbol de la vida" (película nada fácil que cuenta con amantes y detractores a partes iguales), "Nader y Simin. Una separación" (una delicada, dura y complejamente sencilla obra iraní, que te deja el estómago pataleado y sin consuelo), "Drive" (una cruel, colorista y vigorosa obra mafiosa y violenta) o "The Artist" (una grata sorpresa muda y en blanco y negro, que es una bocanada de aire fresco paradójica, pues supone un viaje al cine de los años 20 y 30 con gran frescura).

Asimismo, se merecen una mención especial títulos como: "Chico&Rita", "Midnight in Paris", "Mientras duermes", "El cisne negro", "Super 8", "127 horas" o "La piel que habito".

Pero este año me ha faltado un "Toy Story 3", una "La cinta blanca", una "Déjame entrar", un "Wall-E" o esos primeros minutos de la historia de Carl y Ellie de "Up," que me hagan estremecerme sinceramente en mi asiento o butaca. Hay películas que me han gustado, que me han hecho plantearme incógnitas o devanarme los sesos, o que me han asombrado por su dureza o dramatismo, o que me han teletransportado a los genios del cine clásico, pero el alma, lo que es el alma, ninguna la ha tocado de verdad, sopena de bordearla e intentar franquear sus márgenes en varias ocasiones.

¿Pensáis que este año ha sido mejor o peor que el anterior?

El comentario pijo: Habráse visto que, saliendo Brad Pitt y Sean Penn en "El árbol de la vida", Malick tenga la desfachatez de dedicar unos 22 minutos de metraje a la creación del universo, cuando lo interesante no es cómo lo creara, sino que les creó A ELLOS...


El comentario friki: Esta vez va sobre Bandas Sonoras. ¿Sabéis que en los momentos más dramáticos de "The artist" la partitura que suena de fondo es la magnífica "Scene d'amour" compuesta por Bernard Herrman para el "Vertigo" de Hitchcock? ´Para mí, escuchar de nuevo esas notas, esta vez en una sala de cine, me hubieran compensado el precio de la entrada aunque sólo Uggie hubiera salido cagando en ella.



El comentario compulsivo: No alcanzo a comprender el influjo cuasi diabólico, muy en consonancia con el tema que trata, que "El cisne negro" ejerció sobre ciertos cinéfilos a principios de este año, porque es una buena película a secas, no la presunta y sobrevalorada obra maestra que algunos predican de ella. Que Natalie Portman está magistral, por supuesto, pero que sea un dechado de virtud, no, no estoy de acuerdo.

Drive (2011)


"Carretera encontrada", una película de David Lynch con su colaborador habitual Angelo Badalamenti. Ah no, espera, que se llama "Drive", no tiene quebraderos de cabeza, sí tiene toques de cine negro, de Tarantino y del cine de acción de los 70 y 80. ¡Pero sí cuenta con Angelo Badalamenti! Y, además, aparecen canciones de la bso de "La red social" (Trent Reznor) y de "Traffic".

Me he hecho un lío. Rebobinemos.

Una película muy recomendable, que exuda cine por los cuatro costados. Empieza con una gran secuencia. Luego baja muchísimo hasta plantearme si me iba a aburrir, pero en cierto punto todo ha empezado a fluir, a dejarme embobada, a no saber si era una cinta de acción, de terror, de amor con beso a lo "Casablanca" o a lo "Lo que el viento se llevó", sangre a borbotones pero con elegancia al más puro estilo mafioso, y todo ello aderezazo con buenas actuaciones.

Agito mi cocktail (por cierto, los títulos de crédito rosa chicle parecen sacados del bodrio de Tom Cruise del mismo nombre), me enciendo un cigarro (ah no, que no fumo y odio el tabaco) y me pregunto, ¿y cómo se llamaba este director que ganó merecidamente su premio en Cannes?, un tal Refn. Joder, pues lo añado a mi lista de directores fetiche para no quitarle el ojo.

¿Le nomirarán al Oscar o en EEUU no sabrán apreciar su estilo? Mira, me da igual. Esta sensación de pelos de punta no la sentía desde hace mucho.

Me monto en mi Impala plateado y doy gracias a los directores que han mamado del cine, de todos los géneros y no tienen reparos en mostrarlo ante la cámara. ¿Mi destino? Me voy a chivárselo a David Lynch, para que se ponga las pilas ya y se deje de líos y meditaciones.

                                                                       NOTA: 8/10

EL COMENTARIO PIJO: Esa simbólica y poderosa cazadora con el escorpión a la espalda y brillos dorados que lleva Ryan Gosling no la aconsejo para ir a comprar al súper, sino sólo para acontecimientos especiales de barrio, a ser posible por la noche y con música de los Bee Gees de fondo a lo "Fiebre del sábado noche". Qué daño nos hiciste Travolta...


EL COMENTARIO FRIKI: ¿No os dio la impresión de que, cuando Gosling se pone la máscara, algo muy muy malo iba a ocurrir? Por cierto, en muchas películas hemos visto personajes utilizar máscaras. Generalmente, para cometer robos como en "Le llaman Bodhi" o "The Town, ciudad de ladrones".


El comentario compulsivo: Ryan Gosling está buenísimo con o sin cazadora hortera. Id buscando un babero.